lunes, 28 de septiembre de 2009

mis quince primaveras

Mientras más conozco al mundo , más amo a mi gato.
Mientras más soporto la tentacion de romperles la boca a mordiscos fríos, más me enamoro de la soledad y la simpleza de un solo amigo y tal vez una amiga más.
No quiero sonar extrovertida ni tampoco muy simpática, pero el amar a alguien con tan solo una cerveza en el estómago y un cigarro en la mano me parece lo más dichoso y vicioso que puede existir y si este es "en el mundo en que vivo" prefiero comprarle al mundo un espacio en la luna para vivir.
Me enferma escuchar su latido de corazón al lado del mi, me enferma más aún saber que me miran con desprecio y sus miradas me provocan paz interna, muero por decirles a todas las veinte décadas, cuan atrasadas en el tiempo quedaron y cuanta furia tengo para darles, si es que con vicios no puedo, lo haré por medio de infraestructuras literarias y tecnología HP.
Muero por morderles el corazón y comerme su orgullo, soy totalmente feliz con quince primaveras y una cara de niña, soy humana al igual que los años que en sus rostros se reflejan, soy humana y no estoy muerta en vida, con esas fosas nasales tan dañadas y una nariz tan perfilada.

1 comentario:

  1. Mientras más conozco al mundo más amo los ratones de mi casa.

    En realidad mientras más uno va creciendo se va dando cuenta de que el mundo está cada vez pero, de que muy pocas personas en realidad les importa lo que pasa, les importa ser concientes. Pero como yo digo: mi mundo lo construyo yo, y ellos que destruyan el resto.

    Yo que ni siquiera tengo amigos de verdad, que prefiero estar la mayor parte del tiempo con una guitarra entre mis brazos, puedo decir que no me hace falta tener un millón de amigos. Si la gente quiere hacer pedazos el lugar donde caminan, yo construiré escaleras invisibles y que las nubes sean algodón de azúcar.

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